EUROPA
PRESS
7 enero
2021
Las
claves para olvidarnos de la grasa del abdomen
Hay personas que presentan una mayor
tendencia que otras a acumular grasa en el abdomen. Todos pensamos que es
terrible, primero a nivel estético, pero debemos tener en cuenta lo más
importante, y es que puede ser peligrosa para nuestra salud. Por eso,
olvidarnos de la grasa abdominal debe ser una de nuestras prioridades.
Para ello, la doctora Susana Monereo, miembro de la Unidad
de Endocrinología y Nutrición del Hospital Ruber Internacional (Madrid)
recuerda que la grasa abdominal, o grasa visceral, es un tipo de grasa especial
que tenemos y que se localiza básicamente dentro del abdomen.
Eso sí, dice que hay que diferenciarla de la grasa
subcutánea que puede haber fuera y que clásicamente llamamos 'michelín':
"Es una grasa metabólicamente muy activa y suele ir unida a mayor
enfermedad metabólica, sobre todo diabetes, hipertensión arterial, y
dislipemia. También la encontramos en enfermedades como el ovario poliquístico".
Según destaca, no es más difícil de quitar, y asegura que
"más bien diría lo contrario": "Se trata de una grasa que
responde bien a la dieta y al ejercicio, con una pérdida aproximada de 1
centímetro por kilo de peso perdido, siempre que este kilo perdido sea grasa y
no masa muscular. Otro tema diferente es que a veces hay además de grasa, un
abdomen prominente por falta de pared muscular, en cuyo caso para disminuirlo
habría que hacer abdominales. Además de la dieta y el
ejercicio general".
Sobre por qué suele acumularse la grasa en el abdomen, la
doctora Monereo indica que, por regla general, la disposición de grasa en el
cuerpo tiene una cierta predisposición genética, y también tiene relación con
el sexo.
"Tienen mayor grasa abdominal los hombres que las mujeres
hasta la menopausia, ya que también tiene relación con las hormonas sexuales.
La testosterona, y en general las hormonas masculinas, tienden a acumular grasa
visceral mientras que los estrógenos, las hormonas femeninas, tienden a
acumular la grasa subcutánea en la zona de los glúteos, de las caderas y de las
extremidades. De ahí que al perder las hormonas durante la menopausia la grasa
tienda a disminuir en las piernas y a ponerse en el abdomen, es un fenómeno
normal del envejecimiento", aclara la especialista de Quirónsalud.
Aquí avisa de que una forma habitual de aumentar la grasa
abdominal tiene lugar en aquellas personas que hacen muchas dietas, algo que
tiene un efecto rebote pronunciado. "La recuperación de peso es siempre en
forma de grasa, y suele acumularse en el abdomen. Por tanto, otra causa
importante es el fenómeno del 'yoyo'", agrega.
Por qué puede ser peligrosa para nuestra salud
Con ello, señala que la grasa abdominal es metabólicamente
mucho más activa que la grasa subcutánea, y produce 'adipocitokinas',
unas hormonas inflamatorias tóxicas que favorecen la resistencia a la insulina
suben la tensión arterial, y favorecen la aparición de diabetes y de enfermedad
cardiovascular.
También reconoce que esta grasa visceral infiltra diferentes
órganos y produce enfermedades como el hígado graso, que sabemos puede ser la
antesala de la cirrosis hepática o incluso del cáncer de hígado, favoreciendo
igualmente la insuficiencia cardiaca; y siendo la causa de las apneas del
sueño, "que son enormemente problemáticas, impiden dormir, y disminuyen la
capacidad de concentración durante el día.
"Sabemos que estas sustancias pueden favorecer la
aparición de cáncer. Hoy la obesidad abdominal está detrás de muchos cánceres
de mama, y de útero, en mujeres postmenopáusicas", subraya la experta del
Hospital Ruber Internacional de Madrid.
Con todo ello, la doctora Monereo insiste en que la grasa
abdominal responde perfectamente a una dieta baja en grasa saturada de origen
animal (carnes grasas, queso, mantequillas, productos de bollería industrial,
nata); baja en azúcares (azúcar, bebidas dulces, chocolates, pasteles etc.);
pero, sobre todo, baja en alcohol, una sustancia que, según advierte,
"favorece mucho el depósito de grasa visceral y aumenta la grasa en el
hígado".
A su juicio, aumentar la verdura y las fibras es en general
bueno para reducir la cintura; pero también el ejercicio de fuerza como pesas,
sentadillas, y abdominales. Por último, reconoce que puede ser útil para estos
casos el evitar fármacos que aumenten la resistencia a la insulina, como los
glucocorticoides y algunos antipsicóticos como la mirtazapina, o la olanzapina.
"En caso de tenerlos que tomar de debería intensificar la dieta y hacer el
mayor ejercicio posible", recalca la experta.
Así con todo, la miembro de la Unidad de Endocrinología y
Nutrición del Hospital Ruber Internacional resalta que, la mejor manera de
valorar la grasa abdominal es midiendo la circunferencia de cintura.
"Sabemos que esta debe ser inferior a 88 centímetros en
mujeres y a 102 en varones. A partir de estas cifras se incrementa mucho el
riesgo cardiometabólico. Hoy no hay fármacos
específicos para reducir la grasa visceral, pero como he dicho al inicio, ésta
responde bien a una alimentación saludable baja en calorías y al ejercicio. Los
fármacos que ahora disponemos para tratar la obesidad como liraglutida('Saxenda') y
próximamente la Semaglitida ('Ozempic')
son de gran ayuda", sentencia.